sábado, 23 de abril de 2016

Historia de los azotes: El vicio inglés

Historias de los Azotes:
- Historia de los azotes I: Los azotes en la historia
- Historia de los azotes II: Los usos médicos de los azotes
- Historia de los azotes III: El vicio inglés

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Como ya dijimos en nuestra primera parte de Historia de los Azotes, se conoce por 'vicio inglés' a la práctica de los azotes y las flagelaciones, y es que si hubo un país y una época donde este tipo de castigos se aplicaron sobremanera ese fue la Inglaterra victoriana. Esta práctica estaba tan extendida por todas las capas de la sociedad que incluso sus libertinos y abiertos vecinos franceses no dudaron en denominar así a este tipo de prácticas.

Retomamos las palabras de Ian Gibson, que resumen espléndidamente el fenómeno del azote en la sociedad inglesa en su libro 'El vicio inglés':

"A mi juicio, ninguna discusión sobre la sexualidad británica es posible sin tener en cuenta el sistema de azotes que, originándose en las public schools, se extendió a todas partes. Impotentes sin recurrir a los azotes, real o imaginariamente, las innumerables víctimas del sistema no sólo se vieron abocadas a una vida de deseos avergonzados e inconfesables, que hacía difícil, si no imposible, una relación matrimonial satisfactoria, sino que su condición dio origen a un auténtico océano de pornografía en la cual se recreaban ad-infinitum las añoradas escenas juveniles y sus ramificaciones".
- Ian Gibson, El vicio inglés

La letra con sangre entra, de Francisco de Goya
Y aunque normalmente se relaciona este tipo de castigos con la época Victoriana (1830-1900), la pasión por la fusta y el látigo en Inglaterra se remonta con anterioridad, ya que numerosos escritores románticos como Taylor Coleridge, Charles Lamb o el poeta Thomas Gray ya nos hablaron de la afición de los maestros por azotar con la vara, relatando en sus escritos vivencias personales de este tipo.

El azote como castigo

En una sociedad donde el castigo físico estaba justificado bajo la premisa que éste venía recogido en la Santa Biblia se llegó a un nivel tal de flagelomanía que se extendió por todas las capas de la sociedad: desde las clases aristocráticas a los bajos fondos, aplicándose como castigo habitual en reformatorios, instituciones educativas, sistema carcelario, ejército, marina.

La extensión de este tipo de castigo provocó una retroalimentación del fenómeno del spanking, y es como bien advirtieron algunos estudios de la época, los azotes en el culo eran una potente causa de excitación sexual entre los jóvenes.

Así respetados médicos como William Acton ("Las funciones y desórdenes de los órganos reproductivos", 1857) o Michael Ryan ("La prostitución en Londres, comparada con la de París y Nueva York, 1839) recomendaban fervientemente la abolición de esta práctica, ya que “la flagelación y la desnudez son inseparables, y a menudo excitan la erección hasta en niños”. Así mismo, el doctor Ryan había observado que la flagelación erótica estaba mucho más extendida en los burdeles londinenses que en el resto de burdeles europeos, por lo que llegó a la conclusión que esto era debido a los azotes que recibían gran parte de los jóvenes ingleses.


Los azotes en el sistema de enseñanza

A todo ello hay que sumar que la ejecución de estos castigos en las escuelas británicas no sólo recaía en manos de los profesores sino que muchas veces eran los alumnos de más edad, los prefectos, los que azotaban a sus compañeros de menor edad delante del resto de la clase, lo que sumaba a la escena su dosis de voyerismo.

Además los instrumentos utilizados para azotar a los alumnos podían ser dos: la vara de bambú, "cane" más robusta y dura, por lo que podía ser aplicada sobre la ropa. Y la vara de abedul, "birch", formada por pequeñas ramitas de abedul, más flexibles pero menos duras y que por lo tanto se aplicaba sobre la carne desnuda, por lo que al castigo había que sumar la humillación de tenerse que bajarse los pantalones delante de todos sus compañeros.

Caricatura de George Cruikshank. 1839

Cultura del azote

Como es de suponer, este sistema de castigos era un círculo vicioso que producía más y más sadomasoquistas, generando toda una subcultura del spanking, que aunque oculta a los ojos de la moralista sociedad victoriana, se extendió por doquier: anuncios en periódicos, prostíbulos especializados en flagelaciones, revistas, hasta se publicaban anuncios para la ventas de látigos y fustas.

Así se sabe que el poeta Algernon Charles Swinburne colaboró con una revista especializada en flagelaciones denominada "The Whippinhan Papers".

Incluso en publicaciones de carácter familiar o destinadas al público femenino se daban consejos sobre cómo azotar correctamente a los hijos, pudiendo leer cartas de amas de casa escritas a la redacción pidiendo consejos e instrucciones sobre cómo azotar.

De esta forma no nos puede extrañar que a lo largo del siglo XIX surgiesen una cantidad ingente de libros dedicados a estos temas, aunque el primer "bestseller" sobre flagelación aparece en una fecha tan temprana como 1718, bajo el nombre "Tratado sobre el uso de la flagelación". Algunas novelas destacadas son "El ama de la escuela de Venus" (1857) o 'El romance del castigo' (1866)

Prostíbulos especializados 

 A mediados del siglo XIX se produjo un auge de este tipo de burdeles especializados en flagelaciones y sadomasoquismo, por lo que no era nada extraño encontrar en estos locales a los caballeros ingleses más distinguidos y snobs de la época, dispuestos a pagar por recibir unos cuantos azotes.

Uno de los prostíbulos más famosos fue el regentado por Teresa Berkley, situado en 28 Charlotte Street de Londres, que dirigía un local especializado en sadomasoquismo. Su habilidad con todo tipo de instrumentos de tortura (fustas, varas, látigos,...) y su discreción hizo que su local adquiriese pronto fama nacional, acudiendo a él, lo más granado de la sociedad británica.
Dibujo del 'Berkley Horse'

Incluso ideó un potro de castigo para azotar a caballeros, al que se le dio su nombre "Berkley Horse". Un caballete ligeramente inclinado donde se ataba al hombre y que contaba con varias aberturas en sus zonas genitales para poder darle placer al mismo tiempo que se le estaba fustigando.

Según el escritor y coleccionista de literatura erótica Henry Spencer Ashbee: "Sus instrumentos de tortura eran más numerosos que los de cualquier otra institutriz (...) Para aquellos cuyo placer era azotar a una mujer, ella contaba con un plantel de señoritas dispuestas a recibir cualquier número de castigos, siempre que el precio fuese justo. Entre ellas se destacaban Miss Ring, Hannah Jones, Sally Taylor, One-eyed Peg, y una niña negra, llamada Ebony Bet".


Conclusión

Pero como venimos diciendo esta práctica no sólo es característica de la época victoriana, ya que gran parte de los británicos nacidos antes de los años 90 seguramente hayan sentido en sus carnes el escozor y la vergüenza de ser azotados públicamente en un aula.

Caricatura sobre el vicio inglés
En una especie de círculo vicioso, donde la idealización del castigo físico, como arma para forjar auténticos caballeros ingleses, hacía que esos niños una vez convertidos en padres aceptasen que el sistema continuase con tan denigrante práctica sobre sus propios hijos.


Por lo que no fue hasta 1986 cuando el Parlamento Británico, presionado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, comenzase a legislar, en medio de una fuerte controversia, sobre la supresión (o más bien restricción) de los castigos físicos en los centros de enseñanza, sobre todo en los de carácter público, ya que en las famosas y prestigiosas escuelas privadas británicas aún se siguen tolerando ciertos tipos de castigos físicos.

Y es que la flagelomanía sigue siendo considerado un rasgo de cierto esnobismo aristocrático, por lo que no sería de extrañar que los políticos, jueces o economistas que forman la élite dirigente británica se crucen, alguna que otra vez, en algunos de los locales sadomasoquistas más exclusivos y reservados que aún perviven, con bastante éxito, en la ciudad del Támesis.


Bibliografía

Gibson, Ian; El vicio Inglés, Editorial Planeta, 1980.

Ruben Solís, K.; La cultura de Eros: Antologia Ilustrada Del Libertinaje, Robinbook, 2008

[En Internet]

El educativo acto de ser convenientemente azotado en http://elpais.com/diario/1985/03/24/sociedad/480466801_850215.html

El vicio inglés en http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/opinion/vicio-ingles_153670.html

El vicio inglés en http://ramirofeijoo.com/gabinete-de-curiosidades/?p=178




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