sábado, 16 de enero de 2016

Historia de los Azotes y el Spanking

Historias de los Azotes:
- Historia de los azotes I: Los azotes en la historia
- Historia de los azotes II: Los usos médicos de los azotes
- Historia de los azotes III: El vicio inglés

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La entrada de esta semana está realizada en colaboración con el blog de la Tienda erótica Pussycat Boutique Erótica, ya que nos pidió ayuda para investigar sobre los orígenes de una modalidad sexual bastante curiosa... el spanking, también conocido como disciplina inglesa.

¿Pero qué es el Spanking?

Es una parafilia sexual basada en una flagelación de carácter erótico, un acto sexual de gran componente fetichista que consiste en dar azotes en el culo, ya sea mediante la mano o cualquier otro instrumento, como una fusta o una pala. Aunque muchas veces se le ha vinculado al mundo del BDSM, puede disfrutarse de manera independiente, ya que la práctica de azotar las nalgas de tu pareja en una relación sexual, no se puede considerar un comportamiento extraño, ya que un cachete en el culo puede ser bastante estimulante y erótico.

Una historia del azote y la nalgada.

Por motivos de tiempo y espacio nos centraremos en realizar un breve repaso a la historia del azote o la nalgada, dejando esbozadas algunas líneas de investigación que nos permitirán en el futuro realizar una investigación más exhaustiva sobre la historia de las flagelaciones en general, que nos lleven a hablar del sadomasoquismo, la dominación o la sumisión en la historia.

Investigar sobre sus orígenes y su recorrido histórico no ha sido una labor sencilla ya que, al ser una modalidad sexual tan concreta, apenas hemos encontrado testimonios directos, por lo que haremos un breve repaso a la historia de los azotainas y las nalgadas hasta llegar a la Francia del siglo XVIII, cuando gracias al testimonio de los libertinos franceses nos encontramos las primeras fuentes que nos hablan directamente del placer obtenido en recibir este tipo de "castigos" en las posaderas.

Venus y Cupido, de Hans Zatzka.
A pesar de ello, y como veremos a continuación, podemos suponer que obtener placer de recibir azotes en el culo se ha podido dar desde tiempos inmemoriales. Incluso, no nos debería extrañar que con el alto grado de sofisticación que alcanzaron los burdeles en la Roma Antigua existiese alguno especializado en sadomasoquismo.

Y aunque no tengamos ningún testimonio de la existencia de ese tipo de burdeles, algunos investigadores han querido interpretar bajo ese prisma una serie de epigramas recogidos en el Libro V de la 'Antología Palatina'. En uno de estos epigramas de carácter votivo se puede leer como tres prostitutas ofrecen a la diosa Venus unos exvotos representativos de sus habilidades eróticas. Estos exvotos serían una fusta, unas bridas y unas espuelas. Y aunque la mayoría de los autores defienden que son simples metáforas relacionadas con la acción de "cabalgar" al amante, otros han querido preguntarse si realmente no serían objetos utilizados en algún tipo de sesión sadomasoquista.

"Lisídice, a ti, Cipris, dedica esta espuela ecuestre,
aguijón de oro de su bello pie, con el que a tantos
corceles domó bajo su monta; pero jamás sus muslos
se ensangrentaron, pues liviano era su meneo
y hasta la meta llegaba sin falta de picar con espuela
Así en la puerta central te cuelga el arreo de oro
."

Pero aunque no exista ningún testimonio directo sobre el placer obtenido al ser azotado en las nalgas antes del siglo XVIII, sí que hemos encontrado numerosos ejemplos de nalgadas a lo largo de toda la historia de la humanidad...


Azotes y Educación

Siguiendo algunas tesis sobre la sexualidad humana podemos afirmar que la sexualidad está muy ligada a la conducta observada en la infancia, por lo que algunos casos de condicionamiento entre violencia y excitación sexual se han podido desarrollar por factores acaecidos durante la infancia.

Por lo que a pesar de la ausencia de testimonios directos imaginamos que los orígenes de esta parafilia se remontan al mismo origen del hombre... y de su educación. Y es que parece evidente que hay una estrecha relación entre culo y azote, ¿a quién no le han pegado sus padres algún cachete en el culo? Es más, si hay una parte de nuestro cuerpo diseñada para ser azotada ese parece ser nuestro trasero, ya que no alberga ningún órgano vital y viene protegido por una abundante grasa corporal, que hace que, aunque la azotaina nos pique, no nos duela por mucho tiempo.

De esta forma podemos asegurar que las azotainas han formado parte de la educación del ser humano desde tiempos muy remotos, ya en la misma Biblia se aconseja en varios pasajes azotar a los hijos con una vara para educarlos correctamente:  Así en Proverbios podemos leer: "El que escatima la vara odia a su hijo, mas el que lo ama lo disciplina con diligencia" (13:24), y unos versículos más adelante vuelve a decir: "No escatimes la disciplina del niño; aunque lo castigues con vara, no morirá. Lo castigarás con vara, y librarás su alma del Seol" (23:13-14).

Con todo ello, podemos deducir que la inmensa mayoría de culturas de la humanidad han permitido y aprobado el uso de la violencia en la educación de los hijos. Uno de los primeros testimonios gráficos de una azotaina lo encontramos en el Antiguo Egipto, en el interior de la Mastaba de Akhet-hetep-her donde podemos ver la imagen de un adulto azotando a un joven en las nalgas con una especie de objeto plano.

Adulto pegando a un niño. Mastaba de Akhet-hetep-her. Reino Antiguo.
Ilustración extraída del libro 'Vida amorosa en el Antiguo Egipto'

Pero si queremos encontrar los mejores ejemplos de azotainas en el mundo antiguo vinculados con el mundo de la educación tenemos que viajar a la Antigua Roma. Y es que su sistema educativo, ya desde la escuela primaria, estaba regido bajo una férrea disciplina, donde los castigos corporales estaban bien vistos, ya que se seguía la máxima de que "la letra con sangre entra".

Por eso no nos debe extrañar los numerosos relatos donde diversos autores latinos aluden a la severidad de los maestros, y al uso frecuente que hacían de la férula (pequeña vara de madera) para 'corregir' los errores de sus alumnos, tanto por las faltas cometidas en clase como por las gamberradas realizadas fuera de la escuela. Incluso contamos con varias representaciones artísticas de estas nalgadas, tanto en pinturas murales como en objetos de arte mueble.

Reproducción de un fresco pompeyano en un grabado del siglo XIX.
Maestro castigando a un alumno con azotes en posición catomus (sobre los hombros) en una clase en el foro. 

Pero aunque el método de disciplina más habitual y aceptado en las scholae fuese el castigo físico, ya fuese con la scutica, la ferula o las virgae, hubo algunos intelectuales como Séneca, Juvenal o Quintiliano que se opusieron a estos métodos. Unos, por considerar el recibir azotes una pena más propia de esclavos que de ciudadanos libres, otros como Quintiliano por considerar que era un método cruel y poco efectivo, advirtiendo de las terribles secuelas que podía acarrear.

"A esto añade que por dolor o por miedo ocurre con frecuencia a los vapuleados muchas cosas feas de mencionar y que luego serán cosa de avergonzamiento: esta vergüenza quebranta y abate el ánimo, y ordena huir de la misma luz del día y el hastío"   [Quint. I, 3, 16.]

Una advertencia que, según como se lea, puede advertir sobre los peligros de la excitación sexual bajo este tipo de práctica.


Espejo de bronce. Roma. Siglo I. Probablemente de Asia Menor.
Representación de un castigo escolar mediante azote en las nalgas.

A pesar de las recomendaciones de algunos pedagogos latinos, los azotes en la educación siguieron siendo cosa habitual durante todo el Medievo, así numerosos autores renacentistas como Erasmo o Roger Ascham nos trasladaron una visión muy negativa de la educación durante la Edad Media, denunciando sus altas dosis de brutalidad y violencia.

No nos podemos resistir a incluir el magnífico grabado del artista alemán Hans Holbein, el joven, que ilustra esta visión negativa del medievo, a través de una azotaina en el culo de niño. Una visión, seguramente bastante exagerada, como contraposición a las nuevas formas de educación que estaban surgiendo en la Europa Renacentista de la mano de humanistas como Erasmo o Luis Vives.

Grabado de Hans Holbein, el joven, para Elogio de la locura (1511), de Erasmo de Rotterdam


La magia de los azotes.

Aparte de su función punitiva, los azotes también tuvieron desde tiempos muy temprano un componente mágico o ritual. Especialmente famosos fueron los ritos de fertilidad y purificación del mundo antiguo, donde las mujeres estériles eran azotadas por sacerdotes. Entre todos estos ritos podemos destacar la Fiesta romana de las Lupercales, donde unos adolescentes vestidos con simples pieles de animales corrían por la ciudad azotando con tiras de cuero a todo aquel que encontrasen a su paso, sobre todo a las mujeres. Y es que las Lupercales era una fiesta de purificación colectiva, donde se usa la flagelación como símbolo para transmitir las energía fecundadora y la virilidad del macho cabrío, personificado en los jóvenes Lupercos, como portadores de una vitalidad relacionada con la naturaleza salvaje.

Representación de la festividad romana de las Lupercales.

Aunque si queremos rescatar uno de los testimonios iconográficos más evidentes de la relación entre sexo y fustigamiento tenemos que viajar al mundo etrusco, donde existen varios ejemplos muy explícitos en diferentes soportes, y cuyo ejemplo más extraordinario es la llamada Tumba de los Fustigamientos, una rica tumba del siglo V a.C., donde una mujer es penetrada por un hombre al mismo tiempo que es azotada con una vara.

Detalle de la Tumba de los Fustigamientos.

Este carácter mágico de la flagelación vendría confirmado en algunos textos de Juvenal o Petronio que nos relatan como los azotes eran recomendados como tratamiento para curar la impotencia... Así en el 'Satiricón' (Capítulo 131) de Petronio nos relata como el joven Encolpio, aquejado de impotencia recurre a los servicios de una sacerdotisa, cuya solución es flagelarlo con ramas de ortiga.

La vinculación entre azotes y sexualidad siguió vigente hasta bien entrada la Edad Moderna, ya que alrededor del 1600 el médico alemán Meibom escribió un tratado denominado "Del uso de la vara en la cosa venérea y en el oficio de los lomos y de la riñonada", donde se sigue manteniendo vigente la idea que aplicar azotes en las nalgas, transmite calor a las zonas productoras de semen, aumentando la fertilidad y la virilidad.


Azotes cristianos.

Ya vimos al principio como en algunos pasajes de la Biblia se recomendaba azotar a los hijos, por lo que no nos puede extrañar que tanto los azotes como las flagelaciones hayan tenido un importante peso a lo largo de la historia de la Iglesia Católica. Más aún, si tenemos en cuenta el gran componente sadomasoquista que, en el fondo, albergan casi todas las religiones monoteístas.

Por lo que algunos expertos no han dudado en equiparar ciertos ritos de flagelación con la búsqueda no sólo de un éxtasis espiritual sino también carnal. Y es que la flagelación en las nalgas o muslos provoca la acumulación de sangre en zonas cercanas a los órganos sexuales, pudiendo provocar erecciones e incluso orgasmos.

Adam Johann Braun (1748-1827)
Por otro lado, es conocida la afición que tomaron muchos confesores por aplicar ellos personalmente el castigo de la flagelación sobre sus feligresas, a las que hacían descubrir sus vestiduras para después azotarlas por sus pecados cometidos. Este tipo de penitencias despertaban tantas sospechas entre el clero romano, que muy pronto se prohibió a los sacerdotes castigar personalmente a los penitentes.

Por todo ello, no nos puede extrañar que la Inquisición pusiese especial ahínco en perseguir a los curas que, al imponer la flagelación como penitencia, la aplicaban ellos personalmente u obligaban a una mujer a que los azotase. Como si el Santo Oficio ya intuyese una especial asociación entre la flagelación religiosa y ciertas sensaciones sexuales 'pervertidas'.

De esta forma , y por motivos similares, el Papa Clemente VI, en el siglo XIV, prohibió los grupos y las procesiones de flagelantes, ya que estas procesiones podían terminar en arrebatos místicos creando un ambiente de fuerte erotismo. Aunque lo que de verdad preocupaba al Papa era que estos grupos empezaban a cuestionar el papel de la Iglesia como única intermediaria para la salvación de las almas.

Una procesión de flagelantes, de Francisco Goya y Lucientes (1812–1819)

Pero a pesar de estas prohibiciones algunos elementos de tintes sadomasoquistas han seguido estando muy vigentes hasta prácticamente la actualidad, sólo hay que ver las automortificaciones realizadas por los miembros del Opus Dei con el cilicio, o la larga y extendida tradición de la azotaina y la nalgada en numerosas escuelas religiosas. Una forma de educación donde algunos investigadores advierten ciertos tintes sádicos y de autosatisfacción sexual a través de juegos de sumisión y dominación.

Ilustración del cómic
'Los infortunios de Janice'

Los Libertinos franceses

Pero habrá que esperar a los llamados 'libertinos franceses' provenientes de los ambientes Ilustrados de la Francia prerrevolucionaria para encontrar los primeros testimonios literarios que nos hablen abiertamente del placer obtenido al recibir unos azotes, y es que estos hombres no dudaron en plasmar con su pluma algunas vivencias personales con gran componente sexual.

Entre todos estos testimonios destacar el de filósofo ilustrado Rousseau, quién nos relata en primera persona el placer obtenido al ser azotado cuando era pequeño por su cuidadora y cómo ese hecho marcó para siempre sus gustos sexuales:

"¿Quién creería que este castigo de chiquillo, recibido a la edad de ocho años, por mano de una
mujer de treinta, fue lo que decidió mis inclinaciones, gustos y pasiones por todos los días de
mi vida y precisamente en sentido contrario del que podría naturalmente imaginarse? Mientras
por una parte se despertaron mis sentidos, tomaron tal giro mis deseos que se limitaron a lo
que había experimentado."
- Confesiones I, Rousseau.

Así corría el año de 1723, el joven Rousseau vivía en Bossey, una pequeña localidad a los pies de los Alpes, acogido en la casa de un pastor calvinista y donde su hija hacía las funciones de madre:

"El cariño, propio de una madre, que la señorita Lambercier nos profesaba, la revestía de la autoridad de tal, y algunas veces usaba de ella imponiéndonos castigos merecidos. Durante mucho tiempo se concretó a la amenaza, pareciéndome espantosa la prometida pena, nueva enteramente para mí; pero desde que la sufrí me pareció mucho menos terrible de lo imaginado. Y lo más particular es que aquel castigo aun me aficionó más a lo que me lo había impuesto, de modo que fue necesaria mi natural dulzura y toda la verdad del afecto que le profesaba para que no tratara de conocer la repetición del mismo, mereciéndolo, porque encontré una mezcla de sensualismo en el deber y en la vergüenza del castigo, que me hacía desear recibirlo otra vez de la misma mano. Es verdad que había en ello cierta precocidad instintiva de sexo y, por lo tanto, el mismo tratamiento practicado por su hermano no me habría parecido tan gustoso."
- Confesiones I, Rousseau.

Poco años después, con el estallido de la Revolución Francesa, se dieron numerosos espectáculos públicos de azotamientos y flagelaciones, donde la gente acudía para “regodearse e incluso para hacer el obsceno inventario de todos los culos acumulados".


El vicio inglés

Pero sin duda alguna, si hay un país y una época donde la práctica del spanking ha alcanzado mayor extensión ese ha sido la Inglaterra victoriana. Tal es así, que incluso sus liberales vecinos franceses no dudaron en tildar esta práctica como "el vicio inglés".

Fue una práctica, la del azote o la nalgada, tan recurrente en todas las capas de la casta y puritana sociedad victoriana, que convirtieron al Reino Unido en el país por antonomasia del spanking y la flagelación. Como bien resume Ian Gibson en su obra "El vicio inglés":

"A mi juicio, ninguna discusión sobre la sexualidad británica es posible sin tener en cuenta el sistema de azotes que, originándose en las public schools, se extendió a todas partes. Impotentes sin recurrir a los azotes, real o imaginariamente, las innumerables víctimas del sistema no sólo se vieron abocadas a una vida de deseos avergonzados e inconfesables, que hacía difícil, si no imposible, una relación matrimonial satisfactoria, sino que su condición dio origen a un auténtico océano de pornografía en la cual se recreaban ad-infinitum las añoradas escenas juveniles y sus ramificaciones".
Por todo ello, hemos decidido dividir nuestra breve historia de los azotes en dos partes y dedicarle un capítulo en exclusiva al conocido como 'vicio inglés'.

Así que no seáis malos y os esperamos en el próximo capítulo....



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Bibliografía

Gibson, Ian; El vicio Inglés, Editorial Planeta, 1980.

Jiménez Salcedo, J.R.; Las "Cartas" de Cabarrús (1808) y la tradición reglamentarista europea en materia de prostitución, Anales de filología francesa, Nº. 16, 2008 (Ejemplar dedicado a: 1808), págs. 129-140

Luc Hennig, J.; Breve historia del culo, Principal de los Libros, 2010.

Montgomery Hyde, H.; Historia de la Pornografía, Editorial Pleyade, 1969.

Moro Ipola, M.; Quintiliano de Calahorra: didáctica y estrategias educativas en la antigua Roma, Foro de Educación, Nº. 9, 2007, págs. 125-132

Ruben Solís, K.; La cultura de Eros: Antologia Ilustrada Del Libertinaje, Robinbook, 2008

La imagen literario del Eros en la Antalogía Palatina:
https://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero23/im_eros.html


Sobre la flagelación:

http://www.mercaba.org/FICHAS/Enciclopedia/F/flagelacion.htm

http://www.angelfire.com/ex/ecstagony/info/artinst/birch.htm


http://www.spurcitia.com/tag/en-roma/
http://alfonsodelavega.com/?p=15230
http://bdewm.blogspot.com.es/2013/05/arte-bdsm-bdsm-art-gaston-noury.html
http://ramirofeijoo.com/gabinete-de-curiosidades/?p=178

2 comentarios:

  1. Estupendo artículo.
    Desconocía las inclinaciones de Rosseau.
    Esperando el próximo "vicio inglés"

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  2. Maravilloso artículo, como siempre.
    Me apunto el libro: Breve historia del culo, suena muy interesante.
    Además, os tengo que dar las gracias por descubrirme Pussycat Boutique.
    Un saludo.

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